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sonríe, sonríe, triste triste

A y B, dos mujeres toman el té en una ciudad de la que poco importa acordarse. Un okupa en la casa rondándolas, una presencia constante, el nombre de un hombre que se repite, un teléfono que suena y un caramelito que abre las puertas a una pausa existencial.

 

Una mujer rompe en llanto, llega una receta milagrosa para ser feliz, sonrie, sonrie, triste, triste.

 

Intentan despejarse, acercarse un poco a la locura que hace saltar una que otra lágrima, porque la sensibilidad, según dicen, es muy de mujeres.  

 

Ellas pueden no encontrarse muy a gusto pero cuando una está cómoda, es una privilegiada. ¿Vale la pena el esfuerzo?  Mejor conformarse con lo que hay. Porque no se puede, ni se debe, pedir más.

 

¿Cómo seguir después de un encuentro tan violento con uno mismo? Cuanto nos toma volvernos a armar?

¿Pinta mejor el futuro? ¿La realidad está lista para cambiar? ¿Y nosotras?

 

Sonríe, Sonríe, Triste, Triste nos muestra fragmentos de la vida apreciada como una entelequia, porque lo cotidiano puede ser de lo más absurdo.

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